“Dios me dio el don de poder hacer las películas pero con él, el castigo, y el castigo es sentarte a verlas” dijo Arturo Ripstein, uno de los directores mexicanos con una extensa y profunda producción cinematográfica, quien será homenajeado en la décima primera edición del FIC Monterrey con el Cabrito de Plata.

El Homenaje Mexicano a la Trayectoria Artística será otorgado al director de El castillo de la pureza (1973), Principio y fin (1994), El imperio de la fortuna (1987), entre otras películas que le han otorgado el Premio Ariel y el Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Ripstein en la rueda de prensa compartió con los medios anécdotas de su carrera artística, su proceso creativo y las transformaciones en la industria cinematográfica.

La importancia del guión

“Las mejores cosas que he hecho son a partir de sus guiones” dice el homenajeado sobre su pareja y guionista desde hace más de 30 años, Paz Alicia Garciadiego.

“Uno ataca lo que el otro defiende para ver si se sostiene.” Dice el director ante la amenaza de una falsa idea en el proceso creativo del guión, sobre el cual argumenta “El guión tan menospreciado, es una cosa muy circular, es lo que hace que se consigan los fondos para la película, se levante el proyecto, los actores acepten o no hacerla”.

La calle de la amargura es la última producción del director en conjunto con el guión de su esposa, y será presentada en Venecia en Sección Fiction de la Biennale y Sección de Masters del Festival de Toronto.

Retos de la industria cinematográfica

“Yo creo que mis títulos son mejores que mis películas”, cuenta que cuando era un joven aprendiz de cineasta y estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM hacía listas de títulos de cosas que no existían para ver qué tanto podían evocar.

Transmitir una idea en brevedad es un reto que se traduce también en los elementos del tráiler o un póster, son complicados y conviven en una industria donde dice que muchas cosas han cambiado.

La censura que se experimenta ahora y hace unos años es diferente, pues comenta que “Lo más cercano a un desnudo era una axila” mientras que ahora una de las censuras que más puede aquejar al medio es la censura económica.

“No hacer mi testamento sino lo que me da la gana, porque sé que no será la última”, dice Ripstein de cómo ve que ha cambiado la industria la manera de producir, más entre autores jóvenes.

Cuando le preguntaron sobre qué significa ser homenajeado Ripstein contesta con un humor particular que “Es un honor que se hayan acordado de que ahí ando”.

La perdición de los hombres (2000) se presentará el viernes 28 de agosto y Profundo carmesí (1996) el miércoles 26 de agosto, ambas funciones en el Centro Cultural Plaza Fátima.