Don Aurelio, hombre de gran poder, es capaz de destruir a quien pretenda arrebatarle a su hija
Román, un estudiante de televisión, invita a su antigua amante, Lilia, a su departamento. Con una pequeña cámara de video ubicada a ras del suelo intentará grabar la seducción y el posterior coito.
La historia toma casi por completo la forma del teatro y dosifica la acción en cuatro actos perfectamente separados uno de otro que van construyendo una efectiva reflexión sobre la infidelidad.
La transformación de una familia ante la llegada de una inquilina llamada Adela, que trae consigo numerosos cambios positivos, como el despertar sexual de Nicolás, el futuro director de cine, y la concientización laboral de Gaviota, una madre de familia que se adentra en cuestiones sindicales.